miércoles, 10 de septiembre de 2008

El uso del aguijón













Las abejas son un ejemplo perfecto de la naturaleza en acción. En su mundo ordenado, las obreras nacen, se crían, construyen el panel y mueren su vida triste. En su mundo perfecto han ejecutado todas las órdenes que su instinto les marcó, sin cuestionamientos ni dilaciones. Para muchos, no es un gran precio, en función de la perfección del conjunto. Son los mismos que piensan: “Y qué querés con este país...en Japón hacen paro trabajando horas extras”, como si eso fuera un mérito. Sin reparar en contextos, ni situaciones, ni nada más.
Decía Marx (qué increíble, un grupo activo de este conflicto sigue considerando que citar a Marx es condenarse al infierno!!!!) que el problema de la alienación del obrero es que él sólo cose suelas, nunca entiende que eso conforma un zapato.
Y esa es una de las claves de este conflicto. Muchos piensan que debemos seguir cosiendo suelas. A cualquier costo. A cualquier precio. Incluso el de la dignidad. Incluso en mirar muy fijamente la suela. No hay nada alrededor, sólo la orden de coserla, o de construir la celda, digamos...número 17 del panal. Alrededor no pasa nada. La orden del instinto docente: enseñar. ¿Enseñar qué?
¿Formar profesionales sin entendimiento del contexto? ¿Maravillosos técnicos que nunca entenderán que cosen suelas bellas (en el mejor de los casos), pero nada más? ¿Es eso lo que demanda el mercado, por casualidad? ¿Bellos e idiotas técnicos? ¿Abejas con habilidades que reclama el paradigma de moda?

Una de las muchas cosas maravillosas que aprendí en esta bendita/maldita facultad fue la reflexión de Hegel acerca de la relación entre el amo y el esclavo: “el amo es amo en tanto se sabe amo”. La diferencia con el esclavo es que él no se sabe a sí mismo. Es decir, no puede nombrarse como tal. Cuando logra hacerlo, empieza el camino a dejar de serlo”. Obviamente es un camino doloroso, pleno de dificultades e imposibilidades. Aparecen enseguida los destructores, aquellos que necesitan seguir haciendo la celda 17 del panal. Peor aun, también están las abejas soldado, dispuestas a hacer el trabajo sucio de encarrilar a cualquiera que haya “confundido” el camino.
Y en eso estamos, desviándonos del camino. Nos nombramos, nos vimos, nos conocimos. A algunos se les notó enseguida que estaban por (una miserable) conveniencia, mientras que a otros les tardó un poco más en saltar la ficha. No somos muchos, es cierto. Tampoco somos tan pocos. Y empezamos a escribir una historia chiquita, sin grandilocuencias. Pero digna.
Me dijo ayer un docente compañero (a estas alturas, un amigo): “cuando la confusión en tu cabeza te deje sin respuestas, parate en el único lugar que te queda, la dignidad de lo correcto. Puede no ser simpático, puede ser jodido, pero es el único lugar donde empiezan a reordenarse las ideas”
Dejamos de ser abejas, y eso ya es mucho. Sobre todo, pensando que en algún lugar, hay varias reinas comiéndose toda la miel.

Saludos a todos.
Pablo Salomone

2 comentarios:

Agustin del Carpio dijo...

hola como andan? queria saber si esta tarde al final si se hace la marcha de las 18hs... muchas gracias
agustin

elsebra dijo...

Hola Pablo, hola a todos,

Hoy nos vamos a ver las caras con los alumnos, después de algo más de un mes.
Yo, personalmente, espero algo de apoyo, algo de palos y una magra
asistencia.

De los 25 alumnos que tengo a cargo sólo dos contestaron la convocatoria para hoy. Y uno, disculpándose porque no va a poder estar presente.

La cátedra Venancio tuvo una muy buena idea: hacer pines que digan “Docente defendiendo la educación pública”.

¿Qué es un pin?
Es un "estás adentro/estás afuera".

Si algo genera un paro como este es una gran polarización.

Están los rompehuelgas, carneros, los egoístas o "despolitizados" de
siempre. Pareciera, por sus ausencias en asambleas y demás espacios, que la enorme mayoría de los ad-honorem y subrentados está en este grupo.

Y están los que se hacen cargo y ponen el cuerpo, cada uno en la medida de sus posibilidades. ¡Generalmente estos somos quienes cobramos la renta que nos corresponde!

Porqué parece sólo de DG el reclamo es algo que no termino de entender.
¿Cuál es la explicación del silencio gigante de Arquitectura y de Industrial? No lo sé.
Pero es así, y también hay que hacerse cargo de eso.

Todo paro desgasta.
Sobre todo cuando los docentes no estamos unidos y vemos que cada vez más cátedras comienzan a dar clases, algunas cobardemente, declamando lo contrario a lo que luego hacen.

También es cierto que hay cátedras que se la bancan y siguen asistiendo a las asambleas, pensando, debatiendo y votando. Da la sensación reconfortante de que de algo vale todo esto y que va a ser difícil desanudarlo.

Pero creo que no hay que ser obtuso con algo: ¿hasta dónde se puede llevar este paro 'activo' en las condiciones de desunión pasmosa que hay entre nosotros?
¿Tenemos la energía para hacer el trabajo de hormiga y a largo plazo que implica ir taller por taller, carrera por carrera, argumentando,
convenciendo, discutiendo, respondiendo, informando a nuestros compañeros docentes?
¿Hoy, es representativo el paro? ¿Es representativa una asamblea de 80 asistentes? ¿Lo fue la de 120? Si se ve desde la óptica de la AGD (soy un flamante afiliado) es histórico. ¡Y claro que lo es! ¡Si en la FADU vivimos todos en un termo Lumilagro (eso sí... bien diseñado)!

Pero ¿tiene sentido inmolarse cuando tantos titulares -y todos sabemos quiénes son- siguen dando clases como si nada?
¿No es momento de repensar si tiene sentido que paguemos todo el costo sólo algunas cátedras mientras que para otros 'sigue el baile'?
¿No podemos hacer valer nuestra coherencia desde otro lugar, más efectivo, más visible?

Lo primero que me pregunto es esto: ¿Y qué hacemos? ¿Damos clase?
Y ahí estalla la contradicción y me deja aturdido.

Dar clase es replicar esta basura que nos rodea. No tengo dudas de eso.
Dar clase, hoy, es derrota.

Pero hacer paro en soledad, por más que se lleve puesto el año, no es precisamente una victoria.

El tema es, la puta madre, ¿qué hacer?

Bueno, hoy sé lo que haremos (y me parece oportuno hacerlo): vamos al taller a ver qué piensan nuestros alumnos que darán el presente, después de un mes y pico de no vernos.

Y lo único que tengo por seguro es que, más allá de todo este caos, estoy feliz de estar en esta facultad y haber conocido a compañeros docentes con tanta riqueza dentro del marote.

DG Sergio Braguinsky Carrera
Cátedra Tipografía Silvia González